Esa mariposa...

Solo es mi opinión.

Esa Mariposa

Emily se encontraba cantando una canción entre dientes, soñando despierta, con la escoba en mano y reposando con esas manitas de marfil en el mango y su cabeza reclinada miraba hacia el horizonte y un más allá, se hallaba y se miraba tan ida por las nubes que de pronto se cayó al suelo por no descubrir como estar de pie, se preguntó la razón de su distraes, con ese vestidito rojo tan lindo, pero paso mirando el reloj y esa locura la llevo a perder casi 2 horas, solo y solamente en soñar.

Después de una horita reflexionando y moviendo todo de la casa, por fin llego a limpiar los vidrios polvorientos de la sala, se miró a la ventana, sopló con un aroma de jazmín y se empezó a reír como que si el polvito de esos meses fuera risueño, en la mano izquierda tenía el trapo seco y en la derecha el mojado, pasaba el empapado y luego el seco y dejaba así los vidrios rechinando de limpios.

Pero entré su tarea, se detuvo por solo un minuto y en eso, fue tiempo suficiente para que una mariposa naranja como la fruta y hermosa como afrodita llegara y atravesara un momento la ventana y se reposara como aire en su mano, y rápidamente como un cohete se fuera a la otra casa, Emily la observo y se quedo profundamente impactada como un cambio de clima en su ciudad, le hecho la mirada cuando se fue, cuando revoloteo de una lado a otro yendo a el hogar vecino .

Entonces pasaron dos horas más, limpió toda la casa por dentro, y solo faltaba salir y barrer el patio grandiosamente gigante de enfrente, le hecho un vistazo por los vidrios ya desempolvados y contempló muchas hojas del árbol  y demasiadas plantas sin agua, mucha basura orgánica y mucho trabajo, pero tenía que salir, algo o algo le decía que debía hacerlo.

Así que barrió, hecho mucha agua con olor a naranja y cítricos, cantaba, gritaba, dejaba caer el agua como si fuera libros de cristal, se reía de todo y echaba agua pura a todas las plantas, cortó el césped, retiró la basurita y cuando estaba llenando el trasto de pureza una mariposa blanca pasó a su lado y ella la quedó checando y en un abrir de ojos, en una mirada, ese chico de la acera, que iba pasando, por octava vez en el día y por 123455 vez en el mes, la quedó viendo, como si estuviera hechizado con ella.

Bajo la mirada y siguió con sus deberes y el joven le hizo un pequeño ruido, ella recogió su carita y el le aventó esa mariposa blanca que había quedando viendo por arriba de su lecho, le sonrió y ella le devolvió la locura, miró la mariposita y de un dos por tres se convirtió en una rosa blanca, que decía...

Enamorate de mí, porque estoy enamorado de tí...